No permitas que te convenzan de que no puedes cambiar algo, recién cuando te convences es que no puedes cambiarlo.
No dejes de creer nunca que la poesía puede salvarte, es en ese momento cuando te condena.
No te abandones a la idea de que una mirada no puede cambiar tu destino, si lo haces, te perderás de verla.
Disfruta de la vida como si estuvieras dentro de un sueño, y entenderás que el sueño está dentro de ti.
No sientas temor de enfrentar el reto más complejo, pero vive aterrado por la idea de no tenerlo. Cada desafío, cada momento de dificultad, es una oportunidad para ser mejor, porque estarás venciendo al único rival que tienes en la vida: tu resignación.
No le temas al torbellino de la lucha, tenle miedo a una templanza sin tempestades en el pasado.
No le temas al silencio que no se transforma en palabra, mucho menos a la palabra que no ha nacido del silencio.
Tenle respeto al pensamiento de un hombre sabio, ya sea que se traduzca en un mar de silencio o te embellezca con el resplandor de su palabra. Jamás te dejes amilanar por palabras violentas, y cuando te enfrenten con palabras, tenle miedo a la razón de esas palabras, pues tu triunfo y tu derrota están ahí: en ti.
Protesta siempre que debas, o serás cómplice y, peor aún, cobarde. La peor corrupción de los pueblos es el silencio.
No permitas que te cambien para ser como ellos necesitan, utiliza tu virtud a la hora de decidir y allí mismo te estarás juzgando… te estarás salvando.
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