(Cristian Olivera – Diario Tribuna) Para
no haber sido un año electoral, el año que se va tuvo de todo, desde partidos
nuevos hasta la insistencia de no cambiar de los viejos; peleas que deslucieron
instituciones y estrategias políticas muy cuestionables; hubo momentos en los que
la inseguridad nos sumergió en el desánimo; y otros que mejor no recordar. Por
instantes no parecía Madariaga.
Cuentan que cuando era adolescente, Winston
Churchill intentó ingresar varias veces a la academia militar, pero siempre lo
rechazaban por no saber matemáticas. Durante aquel verano intentó subirse a un
paredón muy alto y perdió el equilibrio. El saldo de la caída fueron severas
fracturas. Tuvo que pasar todo el período de receso estival enyesado. En su
inmovilidad, encontró el tiempo para estudiar matemáticas. Al año siguiente, ya
recuperado de la pierna, pudo entrar y gracias a su brillante carrera fue el mejor
preparado para frenar a los Nazis en su intento por apoderarse del mundo. Sin
aquel trauma, no lo habría logrado, y el curso de la Segunda Guerra Mundial
habría sido distinto. A él la dificultad, le mostró el camino.
Una cosa es cierta, cada momento del
pasado nos hace ser lo que somos. Somos fruto de nuestras experiencias, aunque
ellas no hayan sido positivas o aunque los cambios nos lleven a replantearnos
los caminos. Nada es porque sí.
Ese aprendizaje nos tiene que hacer
valorar el presente y ayudarnos a enfrentar el futuro.
Si algo nos deja este año, es la
seguridad de que los madariaguenses queremos recuperar esa manera de entendernos
que se inició en 1907 y no debió ser interrumpida; que queremos nuestros
árboles, nuestras plazas, nuestros barrios y nuestras calles planificadas con
el mismo entusiasmo con que lo hicieron aquella vez; que queremos soñar; que
queremos que los espacios públicos vuelvan a ser lugares de encuentro y de
participación ciudadana; que queremos estar unidos, por sobre todas las cosas,
con el respeto por nuestras diferencias.
Por eso, en este nuevo 2015 que
comienza, es fundamental que aprendamos a convivir en paz, con la certeza de
que los cambios son necesarios para crecer y con la convicción de que podemos
cambiar.
Cuando el 2015 comience brindemos
para que las experiencias nos coloquen en el camino correcto; para que prevalezca
la rebeldía ante lo que es injusto; para
que nuestro voto transfiera a los que ejercen el poder más obligaciones que privilegios;
para que se respeten siempre las libertades; para que comprendamos que una
sociedad nos hace socios, y que ser socios es lo mejor que nos puede pasar; para
que los gobiernos sean solo administradores del Estado, jamás de nuestra
ideología ni de nuestros pensamientos; para que no nos gane la resignación; y
para que nunca, jamás, el poder tenga poder sobre nuestros derechos.
Por la senda de la tolerancia, de la
alegría, del respeto por lo diverso y por el que piensa distinto, podremos
construir entre todos la sociedad que anhelamos donde el gobierno sea un grupo
de vecinos que por un tiempo determinado administra los bienes del Estado
decidido a lograr la felicidad de sus representados.
Como aquel jovencito que no sabía
matemáticas, que nuestras dificultades nos revelen nuestro potencial.
Transformemos lo negativo en
positivo.
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