(Cristian Olivera | Para diario Tribuna | 09/08/2014) - Miguel Ángel García es un joven madariaguense
que desde muy pequeño tuvo que criarse en el Hogar San Juan Bautista. A los
cinco años sufrió la pérdida de su padre, y su familia, muy humilde, no contaba
con recursos así que sus días los comenzó a pasar en la institución católica
local. Cuando terminó la secundaria se mudaron a las cercanías de La Plata y él
comenzó a estudiar. Consiguió alojamiento en el CEMa (Centro de Estudiantes de
Madariaga), y comenzó dos carreras a la vez, psicología y sociología.
Siempre trabajando para mantenerse, allí las cosas tampoco le resultarían
fáciles. Le tocó sufrir el robo de una moto que logró comprar con todo el
esfuerzo y una computadora que usaba para estudiar. Sin embargo él no se
amedrentó, siguió estudiando, mientras pudo las dos carreras; y cuando junto
con el trabajo fue mucho, eligió sociología.
Mientras da clases en una escuela para mantenerse, rindió y aprobó el
último final de su carrera. Aún falta otro escalón que es la tesis, pero el
hecho ya constituye un ejemplo que no podemos pasar por alto. “La verdad no sé
cómo hizo, ¡qué mentalidad para aprender tanto, por Dios!”, se expresa sin
poder ocultar su orgullo Gladis, su hermana. “Y tenía apenas cinco añitos
cuando decidió criarse en el hogar porque nos quedamos sin papá”, agrega con
esa mezcla entre tristeza por el recuerdo y felicidad por el logro.
Hay murallas que están ahí y personas que tal vez nacen para mostrarnos que
el único obstáculo somos nosotros. Ejemplos que son demasiado grandes como para
evitar la luz que representan. Miguel Ángel eligió el camino correcto que es el
del esfuerzo, venció a la dificultad y si bien la vida todavía no se le
presenta fácil está claro que no es de los que se rinden y podemos apostar a que
va a llegar muy lejos.
¿Cuántos Miguel Ángel deja afuera el sistema educativo?, que en
definitiva a él solo lo incluyó desde una estructura gratuita, que no es poco, el
resto fue su esfuerzo e instituciones privadas. ¿Cuántas cosas hará Miguel
Ángel de acá en adelante? ¿A cuántas personas tocará como nos está tocando a
nosotros? ¿Cuánto transformará? Todo eso no estaría o no ocurriría de no ser
por su extraordinaria personalidad, pero si el estado lo toma como molde, con
los recursos que tiene y solo colocando el sistema educativo entrelazado con la
inclusión total del individuo, entonces los cambios a futuro pueden realmente
marcar y transformar generaciones.
La inclusión abarca la totalidad de la persona, desde el alimento hasta
la salud, física y mental. Los problemas sociales y económicos de las familias influyen
contundentemente en las posibilidades educativas, entonces los gobiernos no
pueden separar la planificación educativa del esfuerzo por revertir las
problemáticas que plantea la pobreza estructural. Miguel Ángel encierra en su
vida el ejemplo ya que él solo supo invertir su situación y transformarse a
efectos de culminar la última etapa de su desarrollo educativo. Es la búsqueda
en la que deben sumergirse los futuros gobiernos, si es su anhelo planificar
una nación que encuentre las semillas para florecer con todo su potencial.
Cuenta Miguel Ángel que cuando la voz se le iba por los nervios, muy
cansado y hasta un poco perdido, contestó la última pregunta. Su profesor lo
miró y negó con la cabeza. “¡No es así!”, le dijo y su mundo cambió de repente.
Entonces se hizo un silencio, tal vez fue un segundo pero en él fue eterno. Y
tras recibir la explicación del caso le dijo con esa voz de profesor
intimidante, “Bueno, te voy a poner un siete, ¿te parece?”. Miguel Ángel
asintió y cuenta que pensó por dentro: “¿Qué si me parece? ¡Y todavía me lo
preguntás! ¡Por supuesto que me parece!”, aunque le pareció que la nota pudo
ser mayor debido a lo que había estudiado. Ese siete representaba no solo un
número, era el final de un recorrido en el que cada tragedia, cada momento
cuando el dinero faltó o cuando estaba lejos su familia para hacerle el aguante
durante alguna situación que le causara tristeza, tuvo que haber pasado por su
mente aunque en el éxtasis del instante él no lo entendiera de ese modo. En ese
siete estaban esos robos injustos de otro que eligió el camino fácil. Estaban
las carencias, la dificultad y el ejemplo de su lucha. Ese siete era su vida.
Esos momentos antes de que su profesor emitiera la pregunta debieron parecerle
una película en la que el final feliz se demoraba. Pero esta vez sí ocurrió y
fue fruto del esfuerzo, de no haberse rendido cuando todo parecía imposible.
Es importante rescatar su historia, porque nos enseña como conjunto los
valores que tenemos que implantar para lograr cambios profundos y permanentes.
Tal vez por eso, como una intención del universo que se alinea para mejorarnos,
o una mueca del destino o su propia intuición, la forma de vida que eligió fue el
estudio de la sociedad. Nada menos, para coronar el extraordinario ejemplo.
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