sábado, noviembre 01, 2014

La importancia de la política


(Cristian Olivera | Para diario Tribuna | 19/04/2014) - En 1798, Joseph von Fraunhofer era un muchachito huérfano de once años que  trabajaba como aprendiz de cristalero en una fábrica que se desmoronó y quedó atrapado entre los escombros. Dirigió la operación de rescate el propio príncipe de Baviera, Maximiliano IV, y al verlo decidió hacer todo lo que pudiera por él. A partir de ese momento se encargó de su educación, le pagó los libros y forzó a los que le daban trabajo para que le permitieran estudiar. En pocos años el talento de Fraunhofer era famoso en media Europa. Gracias a los extraordinarios instrumentos ópticos que había desarrollado, Baviera sustituyó a Inglaterra como referencia en la industria óptica, de un pueblo rural pasó a ser un referente tecnológico. En cambio es mucho mayor su influencia en el mundo de la ciencia ya que demostró que los elementos químicos que tenemos en la Tierra, y de los que estamos hechos, son los mismos elementos que existen en el resto del universo. A partir de ahí, dejó el camino para que la química avanzara.
Nada de esto habría sucedido sin la generosidad de un príncipe, que estaba destinado a ser el rey Maximiliano I de Baviera.

Un bien para las futuras generaciones

La política, las última década, se ha visto empañada por la falsa visión de que el dinero es lo único que valida el poder, la famosa “caja”, y así se han popularizado prácticas corruptas; unos años atrás la frivolidad y las coimas; más atrás la escasez y la falta de gestión; o tiempos de errada economía de facto. Todo no ha hecho sino empañar un bien muy importante que tiene una sociedad, que es la política, y el desprestigio ha sido tal que ya solo la mención de un político pone dudas sobre su honorabilidad.
Sin embargo la política debería ser considerada muy noble entre las actividades sociales, ya que las decisiones políticas pueden cambiar la realidad de muchos. Abrir escuelas o cerrar carreras, es ampliar o impedir el acceso a la educación, por lo tanto es toda una decisión que impacta directamente en el futuro de las personas. Las actividades caritativas, solo pueden cambiar la realidad urgente de unos pocos, pero en cambio cuando la decisión política económica funciona por buenas prácticas, cambia de manera imperceptible pero innegable, la realidad de muchos.
Un factor que disminuya la pobreza, son cientos de posibles Joseph von Franuhofer, es decir son cientos de posibilidades de que surja alguien que cambie la realidad de millones, de que aparezcan científicos destinados a curar enfermedades, o un maestro, o mucho más simple como puede ser lograr un buen ciudadano.
Bien entendida, la política es la más generosa de las ocupaciones que alguien puede pretender.
Pero también puede ser mal entendida y llevada adelante por personas que no admiten otra manera de pensar, que reemplazan aquellos que no les son afines por militantes sin capacidad, que utilizan el poder para presionar, que no deciden en función del futuro y endeudan la administración, que desconocen la generosidad y como tal la posibilidad real de cambiar los años venideros.

Mirar el futuro

Está claro que hay que estar dispuesto a llevar a cabo acciones cuyos resultados no se van a ver, eso es ser visionarios y nuestra historia está llena de ellos. En la arboleda del centro y de las avenidas, en las plazas y el parque está la visión de una generación que pensó en el futuro, que soñó para más adelante. Y no, no lo vieron con los ojos abiertos pero lo habrán imaginado cientos de veces con los ojos cerrados.
La política es la única manera que una generación tiene de dejar huella, para eso es necesario que el compromiso ciudadano no se remita solo a votar sino a examinar el trabajo de sus políticos para tomar la mejor decisión en el cuarto oscuro.
Y tener memoria para discernir entre la especulación y la verdad, para encontrar entre los exponentes ciudadanos los que mejor respondan al criterio de generosidad e inteligencia de que deberían estar dotados aquellos que aspiran a ocupar cargos y escaños.
Para que la próxima vez que veamos un niño pobre en la calle pensemos que puede haber en él un futuro Joseph von Fraunhofer que impulse a su pueblo y que cambie el mundo. Entonces deberíamos elegir a aquellos que ostenten esa esperanza en la mirada, a los que estén consustanciados con esa búsqueda, que lleven la virtud en la sangre.

La generosidad de la política

En 1830 el filósofo francés Auguste Comte publicó su Curso de filosofía positiva, y fue tajante en su arremetida contra el estudio de todas aquellas cosas que no estuvieran "sustentadas en los hechos". Para ejemplificar esta cuestión, Comte señaló que "jamás sabremos de qué están hechas las estrellas", y por lo tanto la ciencia y la filosofía debían eliminar de sus objetivos "algo que las enormes distancias nos impedirán saber jamás". Joseph von Fraunhofer demostró poco tiempo después que eso no era así, demostró que aunque nos digan que algo es imposible, no debemos dejar de intentarlo. Pero su mentor, Maximiliano I, demostró mucho más, demostró que cuando la política se materializa en actos generosos, puede cambiar hasta la manera en que vemos el universo.

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