sábado, noviembre 01, 2014

Nosotros nos acordamos

(Cristian Olivera | Para diario Tribuna | 02/08/2014) -  Amarcord es una de las más maravillosas películas de Federico Fellini. Entre escenas memorables cargadas de un fino humor, el cineasta critica al régimen fascista de la Italia de la década del 30, por medio de sucesos que marcan el fin de la adolescencia del protagonista. El título del filme “a m'arcòrd” quiere decir literalmente “yo me acuerdo”, en la región italiana donde está situada Rímini, la ciudad en la que se basó para llevar adelante la ficción. Entre tanta protesta, no solo política, está claro que la memoria es un recurso universal para intentar cambiar las cosas. Memoria para recordar los hechos positivos y replicarlos, y también para no cometer los errores del pasado.
Hace poco, a partir de la publicación en el Boletín Oficial de la resolución 172/13 del ministerio de Economía provincial, nos enterábamos de que los nuevos cálculos de coparticipación provincial arrojaban para Madariaga un coeficiente mayor, por lo cual desde principio de año recibe un aumento del 11 % respecto al año 2013. En este contexto 75 municipios han visto disminuidos sus ingresos mediante fondos provinciales.
Si bien el sistema de coparticipación se ejecuta en el marco de la Ley nº 10.559, siempre ha sido discutido por la subjetividad de los cálculos en los que se tiene en cuenta superficie, población, capacidad tributaria per cápita y coeficiente de salud. Por ejemplo la relación entre las externaciones e internaciones del hospital hacen variar ese coeficiente. O los cálculos de incremento poblacional.
Los intendentes opositores piden desde hace tiempo un cambio en la ley que distribuye entre los municipios la masa coparticipable, a efectos de lograr una mayor justicia e independencia política a la hora de llevarse a cabo el reparto, y para evitar que cada año haya ganadores y perdedores, que en muchos de los casos cuestionan el análisis de los cálculos.
Lo que está clara es la alineación oficialista de General Madariaga con el Gobierno provincial, inobjetable desde el punto de vista del aceitado engranaje político que debe tener a efectos de tramitar recursos para la comuna. Llegado a este punto habría que analizar si efectivamente esos recursos o el incremento de coparticipación se notan en las necesidades diarias de los barrios y la planta urbana. Pero como la película Amarcord, nosotros nos acordamos, y no podemos evitar la rememoración de aquel episodio que colocó al municipio en los medios provinciales, cuando un Intendente literalmente expulsaba de la secretaría de Salud a un funcionario por su alineación, entonces, con el Sciolismo representado por La Juan Domingo, una incipiente agrupación. En aquel momento el Dr. Federico Zotta, que tenía licencia en el HCD, al ser expulsado del ejecutivo fue obligado a retomar su banca y así el oficialismo perdía la mayoría legislativa. Toda una conmoción política en la que valió más la interna que el funcionamiento de un área tan importante como Salud o el mismo HCD.
Lo que antes estaba mal, hoy parece estar bien.
En la política parece haber un concepto distinto de lealtad o de amistad e incluso un concepto de moral que difiere al que cotidianamente sucede en el llano de la sociedad. Esas significaciones no deberían ser disímiles. Es tiempo de que los políticos representen al vecino no solo en estructuradas plataformas que especulan con la esperanza sino en el básico trato con el ciudadano común. Se espera algo más que la posición encumbrada que ofrece el cargo: entender la función como el privilegio de ayudar y no como un beneficio. El premio al finalizar será la sencilla visión de haber cambiado algunas cosas para el bien de la comunidad, y que otros continúen la tarea a través del ejemplo. La memoria puede ser premio o castigo. No se equivocaba Fellini: Nosotros nos acordamos.

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