sábado, noviembre 01, 2014

El futuro es la mejor forma de la memoria

(Cristian Olivera | Para diario Tribuna | 21/03/2014) - El 24 de marzo se recuerda el golpe de Estado más cruel, debido al posterior avasallamiento de los derechos y las libertades civiles, por el que ha pasado nuestra historia. El terrorismo siempre es abominable, sea civil o de Estado, pero cuando es de Estado el daño es mayor por su poder lesivo y la desproporción de fuerzas. Todo tipo de abuso desde el Estado es doblemente rechazable por este motivo.
Una correcta mirada sobre el pasado nos da mejores posibilidades de construir un futuro en el que los errores no se repitan. Cuando esa mirada está errada suelen perdurar las divisiones y ya la discusión no se centra sobre si algo estuvo bien o mal sino sobre el acierto de los que opinan. Es, ciertamente, el peor panorama cuando el pasado debería ser el material sobre el que se talla el futuro. Sucede que es muy difícil ser justos cuando el dolor empaña el juicio, o cuando aún quedan criminales impunes.
Cuando el daño es muy grande también suelen haber reacciones muy grandes y por eso la frase “Nunca más” se hizo bandera en la memoria de un pueblo que se niega a recorrer nuevamente un camino que le causó tanto dolor. Está claro, espero que para todos, que eso incluye el estado de desorden civil en que se encontraba la nación desde principios de la década del setenta, que fue germen de aquel doloroso 24 de marzo.
Nunca más la violencia, de ningún lado, ni de ningún tipo, ni a la vista ni encubierta.

El 24 de Marzo hoy

Para entender el valor de la fecha que se recuerda debemos pensar en las luchas que había en vigencia en aquel momento. Si miramos hacia atrás hemos ganado mucho, pero más importante que lo que ganamos es lo que nos falta. Por ejemplo, el Centro de Estudiantes de Madariaga en la Plata (CEMa) surgió en pleno Proceso y sus iniciadores relatan el miedo de reunirse y los peligros que corrían cuando buscaban algo tan noble como la posibilidad de formarse. Recuerdo en la facultad, los profesores más jóvenes nos contaban del terror que cundía cuando ellos eran estudiantes y se hacían allanamientos improvisados, corrían a esconderse porque eran considerados un riesgo por su condición de estudiantes y desde las aulas oían el golpe de los borceguíes militares en las escaleras de metal aterrorizados. Era el sonido de un Estado robado, tal vez el último sonido que oirían en libertad si esas puertas se abrían. A muchos de sus compañeros no los volvieron a ver, quedaban sus nombres en los listados de asistencia.

El mal no se remedia con mal

En física se dice que la única manera de enfrentar el avance de una fuerza es mediante otra fuerza equivalente y opuesta. Esa ley natural también es aplicable para los tiempos que corren y así como la mirada revisionista cargada de odio solo puede engendrar un país con odio, también debemos imaginar un futuro construido a partir del encuentro, dado que el mal mayor que nos atraviesa es el desencuentro.
Para alcanzar el futuro un país debe superar las divisiones que plantea su pasado sin perder la balanza de la justicia. Así lo entendió San Martín cuando se negó a participar en la guerra civil que se había iniciado en el país tras la independencia, y prefirió el exilio a ir por un camino que no construyera desde la pacificación. Lograda la emancipación, había que comenzar a armar un país y no era posible en medio de divisiones tan fuertes. San Martín lo tenía claro.
Me pregunto, hoy en Argentina y especialmente en Madariaga, ¿son tiempos de paz o de conflicto? ¿Es momento de odio o de serenidad? ¿Suceden encuentros o desencuentros? ¿Hemos entendido el sacrificio de San Martín?

Cuando la libertad es una lucha

Hay luchas que hoy tenemos y son heredadas de aquellas luchas, lo que resulta curioso es que sean los mismos gobiernos que enarbolan las banderas los que nos obliguen a tenerlas. La libertad es un derecho más complejo que votar, implica también que un medio no reciba un llamado cuando de su opinión se desprende una crítica, o que la pauta oficial no se distribuya inequitativamente —o esta se quite directamente a los medios considerados opositores—, o se contraten espacios pagos a los medios que por su opinión son más cercanos al gobierno, o la injuria descalificadora e inmediata hacia aquellos que opinan distinto.
Ya no hay secuestros ni torturas ni desaparecen personas víctimas de la violencia de Estado, es una conquista enorme para el pueblo argentino que debemos proteger sin perder de vista el objetivo final que es la plena libertad, solo regulada por el derecho.

Parcialidad cultural

En aquellos años no solo se fue contra el pensamiento político sino sobre la cultura y la educación. Muchos artistas, escritores y docentes desaparecieron, físicamente o del país mediante el obligado exilio. Se trató de transmitir mediante el universo simbólico de la cultura, un mensaje que ocultara y en algunos casos que justificara los atropellos.
Aún hoy, en los inicios del siglo XXI, persiste esa idea de que la cultura es un transmisor que puede ser manipulado en beneficio de una causa. El problema de utilizar la misma herramienta que el enemigo, es que se corre el riesgo de convertirse en aquello que se combate.
Encontrar la unión cuando estamos tan divididos es el mejor homenaje que podemos hacerles a aquellos que lucharon, que tuvieron que irse del país por tener opinión diferente, o que se negaron a que florezca solo una visión sesgada de la cultura y por ello tuvieron que desaparecer, en la muerte o en el destierro, que para algunas culturas es un castigo más severo que la ejecución física.
Lograr una sociedad donde se pueda opinar sin ser juzgado, que contemple una visión integral de la cultura y que valore a sus docentes como artífices del pensamiento libre, en unidad y conforme a mecanismos que conduzcan a edificar desde las coincidencias no obstante las diferencias; en definitiva reverdecer aquellas luchas que tuvieron un costo tan alto, y mirar hacia adelante con la sabiduría de un sentimiento sano, es el mejor homenaje hacia aquellos que enfrentaron la vida y la muerte. Será nuestra manera de hacerlos aparecer.

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