sábado, noviembre 01, 2014

Un estado ausente con las instituciones

(Cristian Olivera | Para diario Tribuna |09/05/2014) -  Una reciente noticia recorrió los medios nacionales. Felipe es un niño de 11 años que nació sin su mano izquierda por causa de una enfermedad genética. Vive en Tres Algarrobos, un pueblo bonaerense de 3.500 habitantes. A pesar de su impedimento aprendió a hacer deporte y se trató de desempeñar de la manera más normal posible, pero siempre tuvo el sueño de una mano ortopédica que lo ayudara a enfrentar su limitación. El obstáculo más importante era el valor del producto tecnológico, que no bajaba de los 40.000 dólares, imposible para la clase trabajadora argentina. Un tío que vive en Uruguay (y aquí una vez más la importancia de las redes sociales), les envió por Facebook la noticia de un padre estadounidense que le realizó una mano a su hijo utilizando la novedosa tecnología de impresión en 3D. El link incluía los planos.
Una impresora 3D hogareña es más accesible que la posibilidad robótica que le ofrecía la ortopedia tradicional, por lo que se contactaron, a efectos de comprarla, con dos jóvenes argentinos que desde hace tiempo están experimentando con esta tecnología y sus aplicaciones en la salud. Ellos se ofrecieron a hacérsela gratis y así hoy Felipe puede disfrutar de la vida con ambas manos, contento porque ahora tomar mate con su madre es una experiencia completa para él.
Así es como dos jóvenes, Rodrigo Pérez Weiss y Gino Tubaro, 33 y 18 años respectivamente, intuitivamente comprendieron las posibilidades de esta nueva tecnología y no dudaron en aplicarla solidariamente a la salud, ellos tienen un local donde alquilan las impresoras por horas y se encargan solidariamente de imprimir productos ortopédicos.
Aquí es donde se pone de manifiesto la importancia del Estado para cubrir necesidades que no son administrables desde lo cotidiano. En la actualidad, no solo ocurre que los productos ortopédicos son muy caros sino que a muchos les cuesta adquirir desde una silla de rueda hasta una muleta, y existen necesidades tan básicas como zapatillas o más fundamentales como el alimento.
En la mayoría de los casos la ausencia estatal no se produce por un rechazo del Gobierno al problema sino por desconocimiento. Las autoridades de Tres Algarrobos deben estar sorprendidas por la facilidad y economía con que esa familia resolvió un inconveniente mayúsculo, probablemente ignoraban el trabajo de estos dos jóvenes con una tecnología que es de avanzada a la vez que hogareña. Lo que quienes tienen responsabilidad en el Gobierno deben entender es que la gente no les acercará los problemas si no existe una demostración genuina de su interés.
Las instituciones solidarias que trabajan con problemáticas de índole social, en lo local podemos mencionar a Unico, las iglesias, cada uno de los comedores y merenderos e incluso los partidos políticos, etc., deben tener un contacto fluido con el Gobierno. ¿Lo tienen? Es natural que los problemas excedan al Intendente, para ello el municipio se articula en secretarías y direcciones, la principal al respecto es Planificación Social, ya que cuenta con el personal técnico y posee los recursos para brindar soluciones tan inmediatas como lo indique la necesidad. ¿Cada cuánto tiempo se reúne la Secretaría de Planificación Social con esas instituciones solidarias?

No se trata de acercarse a ellas por la inercia de la gestión ni de forzar una participación conjunta sino de un verdadero trabajo en equipo donde la detección real del problema vertebre la búsqueda de soluciones que tal vez están ahí, en el tío de alguien que vive en Uruguay, a la espera de que la gente adecuada las catalice en función del bien común, pero que nunca llegarán si ese lazo no se produce.

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