(Cristian Olivera | Para diario Tribuna | 7/02/2014) - El fin de semana pasado en los minutos previos de Folklore en los Barrios quedaron inauguradas en el Barrio Norte una Sala de Odontología, otra de Enfermería y se remodeló el Consultorio de Ginecología y Obstetricia. Un avance importante para el barrio pero también para General Madariaga que así pone en marcha una obra que marca su crecimiento.
Es ese el rumbo por el que hay que ir, indudablemente.
Es una lástima que el titular oficial en lugar de marcar el impulso de la obra que con tanto esfuerzo realizó la Sociedad de Fomento, decidiera indicar que: “A los malos comentarios los respondemos con trabajo”, desviando el empeño de la institución a una primera persona que confunde sobre el origen de la obra. En principio es un desperdicio, pero también deja en evidencia el malentendido entre comunicación oficial y propaganda, algo que inevitablemente a la larga se vuelve en contra. Por ejemplo, por más que un titular insista que “su éxito está a la vista”, si no está a la vista no está, y luego están las redes sociales para corroborarlo y en última instancia el inefable boca a boca.
Por otro lado, “malos comentarios” es un término demasiado subjetivo, del cual resulta indispensable encontrar un parámetro común para evitar confusiones, porque los medios de comunicación están obligados a marcar diferencias y así se convierten también en un mecanismo de control ciudadano. No solo que el Ejecutivo debería tenerlos muy en cuenta sino que la crítica le tendría que servir de faro para corregir el rumbo cuando está equivocado y evitar “hacer aguas” por el simple empecinamiento en no aceptar lo que está a la vista de otro.
Mirar con otros ojos
Resultan para destacar las tardes de Tango que lleva adelante Turismo, del mismo modo que los talleres que se ejecutan en la plaza en verano, pero todo ello se desluce cuando los titulares de Prensa ponen énfasis en factores ajenos que solo convocan a la rispidez entre vecinos. El camino es justamente el contrario, es el de la concertación, e incluso, el del respeto hacia aquél que tiene una visión distinta.
Mirar con otros ojos enriquece la experiencia y así se obtienen aportes que de ningún modo dará el escuchar las voces que solo se enmarcan en un discurso de alabanza permanente. Está claro que la mala fe muchas veces empaña la visión contraria, pero ahí es donde surge el discernimiento y la capacidad de aquel al que le fue asignado un rol de dirigente.
La falta de empatía
La empatía es la capacidad de colocarse en el lugar del otro y percibir en un contexto común la realidad que afecta a otra persona, para aplicar lazos de cooperación y encuentro. Es una suerte de radar social que permite interpretar los sentimientos y las necesidades de los demás. Una insuficiencia en esa habilidad no tarda en evidenciarse en decisiones equivocadas que demuestran una incapacidad para detectar las penurias a que son expuestos los sectores más vulnerables, o en caso de un gobierno el simple sentir de su pueblo.
Quienes están a la cabeza del gobierno, ¿realmente son capaces de ponerse en el lugar del otro?
Cuando el gobierno se distancia del pueblo, también el pueblo se distancia del gobierno.
Ampliar la mirada
La sociedad ha cambiado y ya no se puede gobernar inmune a la evaluación permanente de los vecinos, la proliferación de los medios de comunicación y la velocidad que ofrecen las redes sociales lo hacen imposible. La cuestión es que este cambio coloca al ciudadano como verdadero inspector de la gestión, y esto que puede parecer un obstáculo para quienes han sido elegidos para llevarla adelante, no es más que una forma muy eficaz de la República, donde los representantes están obligados a cumplir con el contrato electoral, que no es otro que la voluntad de los electores.
Ojalá se entienda y se comprenda también que en las complejidades del panorama político actual, es necesario ampliar la mirada. Los logros que provengan del más profundo vínculo con el vecino, comenzarán a construir un camino permanente en el andar comunitario. Lo contrario es efímero.
Esa debe ser la búsqueda de toda la comunidad, comenzando por sus autoridades, elegidas en el marco de un convenio que exige un completo cumplimiento y la permanente convocatoria a la unidad.
Nadie quiere la confrontación y el conflicto, todos anhelamos vivir en paz.
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