(Cristian Olivera | Para diario Tribuna | 18/04/2014) - Si colocamos una
rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intentará salir. Pero si la
ponemos en agua a temperatura ambiente se queda tranquila. Finalmente cuando la
temperatura se eleva, el animal no se da cuenta y permanece hasta que muere,
sin hacer intentos por librarse del problema. El cambio es tan gradual que su
aparato interno para detectar las amenazas a su supervivencia no lo advierte.
Como la metáfora de la rana, las sociedades muchas veces son conducidas
gradualmente a su decadencia. Algo sucede y de pronto nos acostumbramos a
despertarnos con la noticia de que le robaron a alguien. Y así los hechos
lentamente se van agravando en la forma y el modo, hechos que casi siempre son
producidos por personas con antecedentes, en una clara evidencia de la
ineficacia del Estado provincial y nacional en la previsibilidad del delito.
Que la policía sea comunal coloca las políticas de seguridad locales bajo
la órbita del Intendente. En ese punto, su esfuerzo debería centrarse en
reconstruir un tejido social que está roto por muchas causas, que seguramente
exceden la gestión de este gobierno, pero que sin dudas se han agravado por
impericias y la falta de acción.
El gobierno debe ser
pueblo
Numerosas marchas y reuniones de vecinos solo motivaron una acción
militante agresiva contra los exponentes, que solo se explica con la presencia
de una visión cerrada y equivocada desde quienes los inspiran, que a su vez son
los encargados de ofrecer las respuestas y soluciones. Los militantes responden
al ejemplo que toman de los dirigentes ante los cuales se referencian, lo cual
los ubica a éstos en un lugar de suma responsabilidad. Un ejemplo claro es la
traslación del lenguaje verbal de ataque compulsivo desde el Intendente hacia
el ya casi ex presidente del HCD, Esteban Santoro, que se vio replicado en las
redes sociales por militantes que solo pretenden complacer a sus referentes o
simplemente parecerse a ellos. El resultado es una agresiva verbosidad imperante
en el trato ciudadano común, visible y permanente en el actual mundo de la web,
que nos muestra crudamente tal cual somos, nos guste o no lo que veamos.
Algo que sí queda claro cuando se apela a la beligerancia verbal es que
el debate se traslada a lo que se dice y se olvida de lo que se hace, o lo que
no se hace en este caso, que es atacar el tema de fondo y entre todos los
actores de la vida política y social actual.
Buscar culpables es eludir
la responsabilidad
Un primer paso es reconocer el problema. La reciente declaración de
emergencia en seguridad en la provincia de Buenos Aires no asegura soluciones
pero ofrece un paquete de medidas que al menos indica que quienes gobiernan
aceptan que hay un grave problema en materia de seguridad. La contracara es
eludir el problema, poner en juicio a las víctimas y decir que cualquier
observación opositora tiene que ver con maniobras de desestabilización,
operaciones mediáticas, o ambiciones personales, o que los hechos se produjeron
por cuestiones particulares. Buscar culpables es esquivar la responsabilidad. Los
únicos culpables son aquellos que están fuera de la ley.
Es en ese camino en el que se debería avanzar y en ese sentido se ha dado
un paso importante al forzarse cambios entre las autoridades policiales tras un
hecho en el que un empleado administrativo de la fuerza resultó herido en un
operativo en el que todavía no está claro por qué había sido enviado, cambios
que son pedidos desde hace tiempo tanto por el Foro de Seguridad como por los
Vecinos Madariaguenses.
Paso por paso
La alta reincidencia indica que algo está fallando en el encarcelamiento
de quienes están fuera de la ley, naturalmente no se puede pedir al Gobierno
municipal una solución que excede su competencia, pero sí la articulación con
autoridades provinciales a las que tiene acceso como para hacerles llegar las
necesidades de sus representados.
No obstante en lo local es mucho lo que se puede hacer a efectos de
contar con eficaces políticas de
prevención y control del delito.
1.- Escuchar a los vecinos: una buena práctica sería asistir a sus
reuniones para detectar problemas y buscar soluciones, en comunión y todos ejerciendo
el derecho ciudadano en una misma dirección.
2.- Optimizar las instituciones que dependen de la Secretaría de
Seguridad y como tal las políticas ligadas a ellas, por ejemplo que la Oficina
de Asistencia a la Víctima se desempeñara diariamente; que funcionara
nuevamente el número para llamadas de emergencias; que se reemplazara el gasto
en combustible de las camionetas y se retornara a los vigiladores, o mejor aún
tareas combinadas; la inclusión de los vecinos en la comisión de seguridad en
el Concejo Deliberante; un trabajo óptimo de las cámaras; una policía bien
preparada, equipada y con el suficiente apoyo político para manejar una
eficiente infraestructura logística, etc.; todas propuestas pedidas ya desde
diferentes sectores vecinales.
3.- El Foro de Seguridad debería fortalecer su vitalidad e independencia,
dado que es un representante plural de la ciudadanía en la materia.
4.- Convocar a todos los sectores políticos y ciudadanos, desde la multiplicidad
y en busca de consensos.
5.- Iniciar un discurso que conduzca a la concordia y que reconstruya la
relación del gobierno con el vecino.
Nada es fácil pero una cosa es clara y es que la solución no llegará por
milagro ni desde la soledad de un gobierno. Si no se trabaja en conjunto
seguiremos en el plano del debate sin sustancia. Jonathan, una víctima de la
inseguridad, pudo evitar que le roben golpeando a su asaltante, pero llamó al
911 y la asistencia se demoró, iba a trabajar, tuvo que seguir su camino antes
de que acudieran los que lo debían proteger; a una familia la asaltaron los
maniataron, golpearon y amenazaron; se produce un tiroteo en el que un hombre
resulta herido de bala.
Como la rana, nos vamos acostumbrando.
Entre todos comenzando por el Gobierno, podremos revertirlo.
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